Si llegaste hasta aquí es porque disfrutas las experiencias de miedo. Y qué más tenebroso que la leyenda de La Llorona, la mujer que derrama llanto por sus hijos perdidos. ¿Los mató? ¿Se perdieron? ¿Qué fue lo que sucedió? Aquí te contamos las versiones más escalofriantes sobre esta historia.
1. ¡Ahogados!
Si estás cerca de un lago, una laguna o cualquier cuerpo de agua, es mejor que te alejes antes del anochecer. Es muy probable que veas deambulando el cuerpo de una mujer de cabello largo y vestido blanco.
«Ay, mis hijos», «¡aaaay!» e «hijitos míos» son las frases que forman parte de su letanía. Y es que se dice que esta mujer está muy arrepentida de un crimen atroz: terminó con la vida de sus hijos por desobedientes.
Los sumergió en el río hasta que dejaron de respirar. Se dio cuenta de lo que hizo y se arrepintió, aunque ya era demasiado tarde. Todas las noches recorre lugares donde hay agua para encontrar a sus hijos.
2. ¿Un mal de amores?
La versión colonial de la leyenda de la Llorona refiere un amorío entre una mujer indígena y un conquistador español. Ambos sostuvieron una relación oculta; fruto de ella nacieron dos bebés.
El conquistador se negó a un compromiso formal debido a la diferencia de raza y clase social. La mujer huyó al río y, dejándose llevar por la rabia, apuñaló a sus propios hijos. Ahora, su alma en pena en busca de consuelo y perdón.
3. Su relación con la diosa Cihuacóatl
Algunos estudios relacionan el origen de la Llorona con la diosa Cihuacóatl. Esta personaje molió los huesos de sociedades antiguas y creó a los mexicas, a quienes llamó «hijos».
Cihuacóatl tenía la facultad de predecir el futuro; supo que se aproximaba una guerra donde los mexicas se enfrentarían a conquistadores. El resultado sería una derrota inminente, así es que lloró por su hijos junto al Lago de Texcoco.
Las sociedades antiguas sabían que bajaba de la montaña para prevenir alguna guerra. Desde lo más alto del templo, los mexicas la escuchaban gritar «ay, mis hijos».