Mariana Domínguez es una cervecera de profesión que, desde hace alrededor de ocho años, comenzó su carrera profesional con un sueño en mente: crear su propia cerveza y vivir de ello.
La creadora de Macaria, Mariana, estudió Química en Alimentos en la UNAM y desde que egresó le apasionó la idea de entrar al mundo cervecero, de ahí que haya logrado entrar a trabajar a distintas plantas y proyectos e incluso, de hacer una estadía de tres meses en Beavertown Brewery de Inglaterra.
De hecho, desde 2012 comenzó en sus tiempos libres a hacer chela artesanal casera, apenas unos cinco litros que fermentaba a temperatura ambiente y colocaba en el refrigerador de su familia. No eran lotes para venta, sino para aprender y mejorar el proceso que ella misma realizaba.
Es curioso porque, en entrevista, Mariana nos contó que antes de que empezara todo el proyecto de Macaria no le gustaba la cerveza industrial que vendían en México. Fue hasta que pudo viajar a Europa que comprobó cómo era posible experimentar en este ámbito.
El nacimiento de un nuevo proyecto
Sin embargo, después de aprender lo más que pudo, sentía que algo la tenía que llevar al siguiente nivel. Fue entonces, a finales de 2020, un año caótico, que decidió, fundar Macaria ella sola con todos los retos que eso implica y sabiendo que es un sueño que está cumpliendo. En realidad, el primer nombre de la cervecera iba a ser La Defeña —tenía tanto tiempo de haberlo planeado que la CDMX aún se llamaba Distrito Federal—, pero cuando cambió de nombre tuvo que empezar de cero.
Para su fundadora, fue ideal haber creado Cervecera Macaria en el año que todas las industrias se estaban replanteando ciertas decisiones como, por ejemplo, pagar renta. Macaria ha podido sostener su producción, primero, gracias a que amigos cerveceros la dejaban ocupar parte de las plantas, y a que, aunque ella es la que se encarga de prácticamente todo, cuenta con el apoyo de una asistente y de su novia para enviar paquetes.
Esta cervecera no es como la imaginamos. Desde el principio se fijó el objetivo de explorar nuevos sabores manteniendo la más alta calidad en las cervezas. Por eso, sus productos son innovadores, al tiempo que experimentan con sabores y texturas, cuidando que a la gente le guste. Mariana dice que es muy importante saber qué es lo que la gente está tomando y de ahí lograr una cerveza bien hecha.
Una buena variedad de cervezas
Hasta el momento tienen cuatro cervezas: Hazy Gaga, Mildred, Sour y Sweet, más otras que han hecho en colaboración con marcas como Incendiarias o Cervecera Colima o Morenos. Cada una de estas cervezas tienen detalles particulares que, en un mercado caracterizado por la masificación, las hacen únicas y, en verdad, muy especiales. Por ejemplo, las Sour (una Berliner Weisse con 3.8% de alcohol, clara y dorada con avena, trigo y cebada) y Sweet (una Barley Wine con 11% de alcohol, ambarina-rojiza y ralladura de naranja), aunque se venden por separado son un proyecto complementario, esto quiere decir que —aunque a los puristas de la cerveza no les guste eso— ambas chelas se pueden mezclar y blendear entre sí al gusto de quien la prueba.
Para Mariana Domínguez, Macaria es un proyecto muy especial porque les enseña a otras mujeres que es posible hacer lo que les apasiona. Y, sobre todo, porque cada bebida rompe paradigmas al visibilizar que las mujeres también han hecho cerveza desde hace mucho tiempo.