En las inmediaciones del pueblo de Temoaya, a 37 kilómetros de Toluca y 70 de la Ciudad de México, una pequeña carretera con muchas curvas lleva al Centro Ceremonial Otomí.
Este impresionante sitio rodeado de lagos, presas y pinos fue construido hace apenas 40 años con el fin de recordar y perpetuar la cultura otomí, además de darle a la comunidad local un área para realizar ceremonias y rituales, con las normas y estilos que dictan sus tradiciones.
Las casi 50 hectáreas que lo conforman están divididas en dos secciones: la primera es la Plaza del Coloso, que recibe a los visitantes con el mural Dámishy, del artista Luis Aragón, construido en su totalidad con piedras naturales de distintos colores.
Al oriente está la plaza principal o Plaza Sagitario, donde entran en juego la complejidad y significados de la cosmogonía otomí. La rodean 52 columnas, cada una formada por dos serpientes entrelazadas, de acuerdo con los años del Calendario Azteca y las semanas del año del calendario actual.
Una construcción reciente pero que no deja de sorprender
Más arriba, se ven las 12 enormes estructuras cónicas que representan el caracol (símbolo del agua y la música) y que están relacionadas con los meses del año, mientras los 365 escalones alrededor de la plaza simbolizan los días.
En el centro se ubica el monumento al Dios Sol, esculpido en piedra roja, y un diseño de tres llamas en círculo adorna el piso de la explanada. Frente al edificio del Consejo Supremo resaltan siete columnas, que representan las cavernas de donde surgieron las siete tribus nahuatlacas, además de los siete días de la semana.
La Plaza Sagitario es también un gran foro con gradas, una fuente y una cascada. El primer domingo de cada mes se puede presenciar un ritual de agradecimiento al universo y, para celebrar la llegada de la primavera, el 18 de marzo se hace una de las ceremonias más importantes, llamada Quinto Sol.
Una colección de senderos y escaleras conecta las cuatro hectáreas de jardines y áreas verdes, donde se pueden apreciar decenas de esculturas como la del guerrillero otomí Botzanga, “lagartija negra”.
Un pretexto para convivir con la naturaleza
Además de admirar la arquitectura prehispánica recreada a la perfección, este espacio también es una excelente opción para pasar un día en contacto con la naturaleza, pues se puede pasear por el bosque y ver algunos animales como conejo, venado cola blanca, borrego de pelibuey y algunas aves que se encuentran en cautiverio.
Un estanque donde se crían variedades de trucha, patos y gansos, junto con un área especial para hacer picnic, son un gran cierre para este recorrido. Eso sí, toma en cuenta que este sitio está a 2,800 metros sobre el nivel del mar, así que prepárate para el frío.
Como parte de su misión para preservar las tradiciones de la región, dentro del complejo también está el Museo de la Cultura Otomí y un mercado de artesanías, aunque si decides visitar al pueblo de Temoaya, puedes aprovechar para conocer los talleres de tapetes típicos anudados a mano, que representan símbolos otomíes, mazahuas y huicholes.
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Parque Estatal Centro Ceremonial Otomí.
Carretera Centro Ceremonial Otomi Km 12, Temoaya, Estado de México.
Lunes a domingo de 9:00 a 17 horas.
Teléfono: 722 395 3330.