Entre el estrés y el ajetreo diario es habitual que no notemos ciertos detalles que nos rodean, como la figura de perro en Palacio de Bellas Artes, la cual se encuentra en la fachada principal. ¿La has notado?
Seguramente te preguntarás: ¿cómo es que llegó ahí? ¿Quién era su dueño? Ponte cómodo porque te vamos a contar la historia de la perrita Aida (porque sí, este animalito sí existió). Pero para ello tenemos que trasladarnos a la época del porfiriato.
En 1904 iniciaron las obras para crear el Palacio de Bellas Artes, uno de los edificios más emblemáticos de la ahora Ciudad de México. El encargado de esta magna obra fue el arquitecto de origen italiano Adamo Boari, quien llegó a nuestro país en 1899.
De acuerdo con información del Palacio de Bellas Artes el arquitecto solía acudir siempre a supervisar dicha obra en compañía de su perrita llamada Aida. Por acá te dejamos una foto de ambos:
Durante el tiempo en el que el arquitecto estuvo trabajando en esta obra lamentablemente Aida falleció, por lo que Boari decidió esculpir su rostro e inmortalizarla en el Palacio de Bellas Artes, esto de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Así como lo lees: las piezas están ahí desde antes de que el lugar fuera inaugurado.
Actualmente puedes ver por lo menos un par de figuras de cabezas de perro en Bellas Artes, justo en la fachada principal; todas en honor a la inolvidable Aida, quien acompañaba a su dueño a la construcción de este emblemático recinto.
Como puedes ver las mascotas han tenido un papel muy relevante a lo largo de la historia. Tanto que hasta han quedado plasmadas en importantes edificios y obras de arte.