En la colonia Condesa, calle Atlixco, hay una panadería que se erige como especialista en conchas. Si eres, como nosotros, fanático del pan dulce, este lugar es el ideal para que pases mañanas enteras.
Además de tener uno de los mobiliarios más bonitos, Tomasa es el lugar que ilumina la calle en la que se encuentra. Llama la atención por sus colores que saben contrastar muy bien: verde con rosa y gris. Ahora, por la pandemia, han ocupado parte de la acera con al menos cuatro bancas y mesas para compartir.
Sin embargo, lo que es verdaderamente impresionante de este lugar es su maestría para preparar conchas dulces de distintos sabores: mazapán, canela, té chai, naranja con almendras, café de olla, nuez, vainilla o chocolate abuelita. Así como rellenas de pollo con mole, cochinita pibil o de chilaquiles, que, aunque pueden causar extrañeza, la verdad es que llegan a sorprender: son ideales para el desayuno diario, así como para calmar cualquier antojo.
También, buscando agradar a todo el público, tienen conchas veganas, gluten free e integrales. Yéndonos a lo no tan seguro, nosotros probamos las de chilaquiles y realmente no le falta nada: tiene la cantidad perfecta de salsa, crema y queso para que, con el pan, una concha (aunque sin la superficie dulce) se complemente muy bien. Cualquiera que sea tu elección, ten la seguridad de que el sabor que le dan en este lugar responde directamente al cuidado del proceso que tienen los panaderos con las conchas que realizan día con día.
Puedes ver cómo las preparan
Otro de los distintivos que tiene el lugar es que tiene una cocina abierta, esto quiere decir que uno puede ver exactamente el momento en que amasan las conchas (no por nada el eslogan de la tienda es «amasando conchas»), así como cuando las meten al horno y cuando las sacan. Esto crea una especie de confianza entre los cocineros del lugar y el comensal. Admiten estar inspirados en mujeres mexicanas que todos los días, levantándose en la madrugada, preparan conchas que luego venden en grandes panaderías o bien, para ir en bicicleta vendiendo por toda la ciudad, como solía hacerse en tiempos anteriores.
Se puede comer ahí o bien pedir para llevar. Tienen cajitas en las que puedes pedir seis o doce conchas dulces únicamente, o comprar un vaso con pequeñas conchitas de vainilla o chocolate abuelita, las más pedidas del lugar, para completar tu antojo. Venden también bebidas como malteadas, tés y café de olla que hacen de tu pedido uno más completo. Y, para abonar aún más al diseño del lugar, con los Boings de mango y de guayaba o las Chaparritas se hace una muy buena combinación.
Te recomendamos ir pronto a disfrutar de Tomasa ya que una buena concha no se le niega nunca a nadie.