
Si lo ves desde la calle, el predio que está frente al Teatro San Rafael parece un jardín privado. Pero no lo es. En realidad se trata del Cementerio Nacional Americano, un cacho de Estados Unidos en la Ciudad de México.
Al entrar lo primero que llama tu atención es un pequeño monumento blanco ubicado al fondo del lugar. Es un homenaje a la memoria de 750 soldados estadounidenses que murieron durante la guerra de México contra Estados Unidos.
Originalmente habían sido enterrados en distintos puntos de la ahora Ciudad de México, pero dos años después de terminada la guerra se decidió establecer un cementerio específico para darles sepultura.
De acuerdo con la publicación «Un cementerio norteamericano en la San Rafael», de Jorge Vázquez Ángeles, un hombre llamado Manuel López fue quien le vendió al gobierno de Estados Unidos el terreno que actualmente ocupa este cementerio.
Se recolectaron los restos de 750 soldados desconocidos y se trasladaron al Cementerio Nacional Americano, el cual abrió sus puertas oficialmente en 1851, constituyéndose como el primer cementerio estadounidense fuera de Estados Unidos.
Cementerio Nacional Americano, un secreto de la San Rafael
Aunque ya han pasado más de 170 años desde su apertura, este cementerio es un lugar que pocas personas conocen. Además de albergar los restos de dichos soldados, también es la última morada de 813 personas, principalmente de origen estadounidense que fallecieron en México.
Dejó de realizar entierros en 1923. Sin embargo, el lugar no quedó en el abandono. Hoy en día es administrado por la Comisión Americana de Monumentos de Batalla y suelen realizarse ceremonias en fechas significativas como el Día de los Caídos.
Puedes visitarlo todos los días de 8:00 a 17:00 horas, excepto el 1 de enero y 25 de diciembre. En el lugar también conocerás mucho sobre la guerra entre México y Estados Unidos y te encontrarás con un lugar sumamente tranquilo que contrasta totalmente con la zona que lo rodea.
El Cementerio Nacional Americano se encuentra en Virginia Fábregas #31, colonia San Rafael. Un dato curioso es que no era el único cementerio de la zona, pues colindaba con el panteón británico, donde se les daba última morada a las personas de dicha nacionalidad.
Este panteón abrió en 1824 y cerró cerca de 150 años después. El terreno que abarcaba ahora es ocupado por Circuito Interior y un área de juegos. Lo único que queda de aquella época es una capilla, la cual se convirtió en el Centro Cultural Juan Ruíz de Alarcón.
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