Entre las librerías de viejo y antiguos edificios de Donceles, hay un lugar antiguo con rostros de temor en su puerta. Lo que muchos no saben es que fue el Hospital de las Mujeres Dementes y aparece en la novela de Cristina Rivera Garza.
La próxima vez que camines por la calle emblemática del Centro Histórico que parece haber quedado congelada en el tiempo, detente a observar este punto porque guarda grandes historias.
Esta es la historia del hospital antiguo de CDMX que aparece en la novela de Cristina Rivera Garza
En su libro «Nadie me verá llorar», Cristina Rivera Garza nos recuerda un edificio que ha existido desde hace siglos: el Hospital Divino Salvador.
Este lugar al que refiere la autora en su novela fue un psiquiátrico para mujeres (también se conoció como Hospital de las Mujeres Dementes).
La congregación jesuita El Divino Salvador fundó este hospital en 1700 en Donceles 39, cuando la calle se conocía como Canoa. Recibió a cientos de mujeres con enfermedades mentales, desde niñas hasta adultas.
Ahí aplicaban baños de agua fría y caliente para el tratamiento de la locura, según la historiadora Guadalupe Villa Guerrero en «El Hospital Divino Salvador para mujeres dementes».
Muchas décadas han pasado por este edificio. En la Revolución Mexicana, funcionó como cuartel y actualmente es un Centro de Documentación Institucional con solo 20% de conservación de la construcción original, de acuerdo con la Guía Oficial de Visitantes de la CDMX del gobierno capitalino.
Así inspiró las páginas de “Nadie me verá llorar” de la escritora mexicana
Además de siglos de historia, este edificio de Donceles se ha hecho popular por las tenebrosas figuras de rostros que aún se pueden ver en la puerta principal, con gestos de miedo y tristeza.
La autora Cristina Rivera Garza retomó el hospital para su novela «Nadie me verá llorar», ambientada en el siglo XX, que narra a un fotógrafo que se sumerge en un psiquiátrico.
En su relato, Rivera Garza cuenta en un fragmento que de ese lugar escapaban las mujeres con enfermedades mentales para vagar en la multitud del Centro Histórico. Muchas de ellas salían a pedir limosna y volvían por voluntad al psiquiátrico al ver con temor el mundo exterior.
En nuestros días, el edificio es una de las arquitecturas más viejas del Centro Histórico que está entre librerías, tiendas de cámaras y cafeterías, así que la siguiente vez que camines por ahí, no olvides visitar este lugar que existe en la ficción y la realidad.